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Autoconsumo fotovoltaico en tierra de vinos: la historia de dos bodegas que ganaron con la energía solar

Artico y Krannich Solar trabajaron juntas para poner en marcha dos sistemas fotovoltaicos de autoconsumo en sendas bodegas de la DO Ribera del Duero con el objetivo de reducir gastos y maximizar beneficios

La energía solar y la enología pueden parecer mundos muy dispares, pero, lejos de eso, guardan algunas analogías interesantes. Tanto el autoconsumo fotovoltaico como el mundo del vino están de moda, son dos sectores en auge y con un prometedor futuro por delante. En ambos casos existe un marcado gusto por el trabajo bien hecho, y por eso no es de extrañar que en empresas vinícolas veamos instalaciones fotovoltaicas que ayuden a reducir el gasto en la factura eléctrica.

Dos buenos ejemplos los encontramos en Peñafiel y Aranda de Duero. Tan solo 40 km separan estos dos municipios ubicados en las provincias de Valladolid y Burgos, respectivamente, que tienen varios puntos en común. Ambos son tierra de vinos y en ambos ha trabajado la instaladora Artico para poner en marcha sendas instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo.

Las beneficiarias han sido dos bodegas que elaboran el reconocido vino de la Denominación de Origen Ribera de Duero. Los sistemas, de 15,18 kWp y 100,8 kWp, se han instalado con el material fotovoltaico suministrado por la distribuidora Krannich Solar: paneles solares Axitec y JA Solar, inversores fotovoltaicos Huawei y la estructura de K2 Systems, que fue fundamental en la instalación de mayor potencia. “En la bodega de Peñafiel, en Valladolid, nos encontramos con una cubierta curva, lo cual no es un gran problema, pero sí un verdadero reto a la hora de colocar las estructuras y los módulos. Gracias a los sistemas de fijación Mini Rail de K2 Systems pudimos instalar los paneles solares de forma óptima para maximizar su producción fotovoltaica”, explican desde Grupo Artico.

En total, estas dos instalaciones de autoconsumo fotovoltaico producen más de 150.000 kWh anuales de energía verde, lo que se traduce en una reducción de unas 78 toneladas de CO2, que gracias a la fotovoltaica dejarán de ser emitidas a la atmósfera cada año.

Y es que la energía fotovoltaica, como el buen vino, madura con el paso de los años y, a medio plazo, supone una solución ideal para que empresas como estas ahorren costes y hagan crecer su competitividad y sus beneficios.